¿Te gustaría compartir tus pensamientos, experiencias y aprendizajes con otras personas? ¿Quieres expresar tu fe, tu pasión y tu visión de una manera que motive y edifique a los lectores? ¿Te interesa desarrollar tu habilidad de escribir reflexiones que tengan un impacto positivo en la vida de otros?
Si tu respuesta es sí, entonces este artículo es para ti. Aquí te daremos algunos consejos prácticos y sencillos para que puedas escribir reflexiones que avancen por más, es decir, que no se queden en la superficie, sino que profundicen en el mensaje, en el propósito y en la aplicación de lo que quieres comunicar.
¿Qué es una reflexión?
Una reflexión es un texto breve que expresa el punto de vista, la opinión o la interpretación de un autor sobre un tema determinado. Una reflexión puede estar basada en una experiencia personal, en un hecho histórico, en una cita bíblica, en una frase célebre o en cualquier otro recurso que sirva como disparador para el pensamiento.
El objetivo de una reflexión es invitar al lector a pensar, a cuestionarse, a analizar y a sacar sus propias conclusiones sobre el tema tratado. Una reflexión también puede tener una intención persuasiva, es decir, buscar convencer al lector de adoptar una actitud, una creencia o una acción específica.
¿Cómo escribir una reflexión?
Para escribir una reflexión que avance por más, te sugerimos seguir estos pasos:
- Elige un tema que te apasione, que te interese o que te inquiete. Puede ser algo relacionado con tu vida personal, con tu fe, con tu profesión, con tu entorno o con cualquier otro aspecto que consideres relevante.
- Busca información actualizada y confiable sobre el tema que elegiste. Puedes consultar fuentes como libros, revistas, periódicos, sitios web, podcasts o videos. Asegúrate de verificar la veracidad, la autoría y la fecha de publicación de las fuentes que consultes.
- No copies las palabras de las fuentes que consultes. Usa tus propias palabras y frases para expresar lo que piensas, sientes y aprendes sobre el tema. Usa las fuentes como referencias para apoyar tus argumentos, pero no como sustitutos de tu voz.
- Escribe tu reflexión en formato markdown. Usa el signo # para escribir el título que sea atractivo y despierte la curiosidad del lector. El título debe resumir el tema y el enfoque de tu reflexión. No incluyas el link de las fuentes que consultaste dentro del texto. Puedes ponerlas al final como notas al pie o como bibliografía.
- Organiza tu reflexión en párrafos cortos y coherentes. Cada párrafo debe tener una idea principal y varias ideas secundarias que la desarrollen. Usa conectores lógicos para darle fluidez y cohesión al texto. Usa ejemplos, anécdotas, citas o datos para ilustrar tus puntos.
- Usa un tono profesional y respetuoso para dirigirte al lector. No uses palabras vulgares, ofensivas o discriminatorias. No impongas tu punto de vista ni descalifiques el de otros. Reconoce las diferentes perspectivas y argumenta con razones válidas y evidencias sólidas.
- Revisa tu reflexión antes de publicarla o enviarla. Corrige los posibles errores ortográficos, gramaticales o de puntuación. Asegúrate de que el texto tenga claridad, coherencia y precisión. Pide la opinión de alguien más si lo consideras necesario.
Ejemplo de una reflexión
A continuación te presentamos un ejemplo de una reflexión escrita siguiendo los pasos anteriores:
